Helados caseros de verano. Nutritivos, ligeros y sabrosos.

Pecados sin remordimientos.
Helado y verano hacen una pareja perfecta.
Una manera perfecta de evitar un exceso de azúcares, o simplemente de tomar este riquísimo dulce a cualquier hora de manera sana y natural. Es una alternativa a la fruta, con muchas vitaminas y agua, para ayudar a soportar el calor del verano.
Existen numerosa recetas, desde las más sencillas, hasta algunas un poco más elaboradas, dentro de su sencillez.
Una de esas recetas consiste simplemente en mezclar un zumo de frutas (licuando la fruta que deseemos) con yogur griego. Congelar y listo.
Otra receta: batimos la fruta, y a ese puré le añadiremos una cucharada de azúcar de limón.
Son helados cremosos y muy, muy sabrosos y nutritivos.
Si preferimos algo más ligero, que simplemente nos refresque pero que a la vez aporte las vitaminas y el agua tan necesarias con esta ola de calor, podemos optar por congelar el zumo natural, mezclado con un poquitín de agua y al congelarlo tendremos un rico polo, ideal para combatir el calor en cualquier momento.
Para evitar que los helados hagan ‘cristalitos’, que es el principal problema de los helados caseros, podemos añadirle azúcar invertida, que se realiza con agua, azúcar y gasificante. No podrás creer su cremosidad, suavidad y su dulce sabor.
Un rico capricho que nos podemos permitir en cualquier instante del día.
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